8 de enero de 2022

No dejes que la ciencia tape tus ojos.

 

    Del mismo modo que la comunidad científica señalaba, perseguía e insultaba a Copérnico y Galileo por llevar la contraria al criterio establecido por la mayoría, en la actualidad nos encontramos con ejemplos que calcan el mismo mecanismo que ocultó la verdad y enterró el debate sobre cuestiones de enorme relevancia durante siglos, tales como el heliocentrismo. La espiral de silencio que imponen las masas de acoso, otrora en manos de la Iglesia, y hoy dirigidas por una minoría de multimillonarios y políticos, también se ve reflejada en aquellos ámbitos que supuestamente solo deben estar regidos por la verdad, sea ésta agradable para el gran público, o incómoda. Vamos a hablar del caso del matemático Theodore Hill.

    Este profesor estadounidense, especializado en Probabilidad y Estadística, decidió en 2017, estudiar si existían diferencias entre hombres y mujeres con respecto a la inteligencia. Intentaba dar luz a datos que ponían de relevancia que existen más hombres vagabundos, yonkis, criminales y suicidas, así como más varones que destacan intelectualmente, más premios académicos, como el Nobel, por irnos al extremo. Así pues, se puso a analizar una serie de datos y características, con la ayuda del profesor Sergie Tabachnikov, de la Universidad de Pensilvania.

    El estudio de Hill se centraba en la hipótesis de la variabilidad masculina (Greater Male Variability Hypothesis).

    Los resultados de su trabajo determinaron que, si bien en promedio la inteligencia de hombres y mujeres es muy similar, con una desviación despreciable, no significativa, sin embargo la distribución dentro de los grupos es diversa. Los hombres tienden a concentrarse en los extremos, mientras que las mujeres en el medio. ¿Qué significa esto?. Quiere decir que hay más hombres que mujeres con un nivel de inteligencia muy bajo, pero a la vez, también hay más hombres que mujeres con un nivel de inteligencia muy alto.

    Tras recibir un gran número de elogios, y ser revisado por pares, el estudio fue aceptado, y listo para su publicación.

    Tabachnikov publicó en su página web una entrada con los datos y el proceso seguido para llegar a dichas conclusiones. De pronto, un grupo activista de la Universidad de Pensilvania, llamado “Mujeres en Matemáticas” le hizo saber al profesor que, si bien no había nada que objetar al método científico empleado, las conclusiones podrían afectar a las mujeres, y podía acabar induciéndolas a no estudiar matemáticas. Acto seguido, el jefe del departamento, llamó a Tabachnikov para que retirara la publicación, alegando que no seguía los valores de la Universidad, basados en la igualdad. Las conclusiones, amigos míos, no cumplían con la ideología imperante, así pues, el trabajo de estos dos matemáticos de prestigio y profesores de renombre, debía ser prohibido.

    Se publicó, sin embargo.

    El resultado de dicha publicación fue un ataque sin precedentes contra estos profesores, por parte de sus propios compañeros, que acabaron haciendo tal presión que consiguieron que las revistas que previamente habían aceptado el trabajo, lo rechazaran unánimemente. Pero no quedó ahí la cosa, los autores también vieron como la Fundación Nacional para la Ciencia (NFS) les retiraba la financiación del proyecto. Ni las revistas ni la NFS refutaron el contenido del estudio, ni se cuestionaron las conclusiones. Simplemente fue prohibido porque los resultados no concordaban con el Mensaje Único: “Todos somos iguales”.

    Emails enviados por Hill al Decano de la Universidad de Chicago, denunciando lo ocurrido.

https://retractionwatch.com/wp-content/uploads/2018/09/Hill_RetractionWatchAppendix_Sep14.pdf

   El artículo en cuestión:

https://arxiv.org/pdf/1703.04184.pdf

    Aquí un poquito de información extra:

https://retractionwatch.com/2018/09/17/what-really-happened-when-two-mathematicians-tried-to-publish-a-paper-on-gender-differences-the-tale-of-the-emails/

https://quillette.com/2018/09/07/academic-activists-send-a-published-paper-down-the-memory-hole/

El profesor Theodore Hill.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El profesor Sergei Tabachnikov.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

    Varios años después, de forma particular, algunos otros científicos emitieron críticas al artículo en cuestión, en las que ponían en duda el esquema utilizado por estos matemáticos para el análisis. Estos estudios que sí cuentan ya con validez científica y publicaciones estándares no niegan las conclusiones a las que se llegó, sino que símplemente discuten si el método es apropiado. También hay artículos criticando a estos últimos artículos… así funciona el desarrollo científico, y eso es bueno.

     El centro de este mini artículo no es dónde se esconde la inteligencia, si en hombres o en mujeres. La cuestión que me ha llamado la atención, es el comportamiento arbitrariamente salvaje de negar la realidad por parte de quien ostenta el control. Pero sobre todo, el cómo estamos sometidos a conocer, no la verdad, sino lo que algunos quieren que sea la verdad. Y a la ciencia... que la follen.

1 comentario:

Bobo El Mono dijo...

Es vergonzoso como a lo largo de la historia esto mismo ha ocurrido una y otra vez, científicos desprestigiando a científicos por tener opiniones o teorías distintas. Deberían haber aprendido de las enseñanzas de César: ¨Simio no mata simio¨.