26 de diciembre de 2010

Respuesta al post anterior

No cabe en un comentario, así que, postazo al canto.

En primer lugar, es muy interesante el post Jose. De pura coña había leído sobre ese tipo de cosas aquí (sí, me intento aprender la tabla periódica poco a poco).
Vamos (voy) a explayarnos (explayarme):

Las camisas incandescentes. Yo tengo una, de hecho (de una lámpara de esas de camping a butano). Carl Auer von Welsbach (estudiante de Bunsen, el del mechero) creó una camisa de algodón en 1885 para las lámparas de incandescencia a base de óxido de magnesio (60%), óxido de lantano (20%) y óxido de ytrio (20%), que no tuvieron mucho éxito por la mala calidad de la luz que emitían al ser calentadas.
En 1891 perfeccionó una mezcla a base de óxido de torio (99%) y dióxido de cerio (1%).

Esas se siguen vendiendo. El torio es radiactivo y se descompone en radón-220. No obstante, la radiactividad absorbida por una persona que use una de esas lámparas todos los fines de semana durante un año es de 0,3-0,6 milirems, negligible en comparación con la dosis de radiactividad natural del ambiente. No obstante, ingerir una de las camisas haría recibir una dosis de 200 milirems (2 miliSieverts, es comparable a la cantidad natural de radiación que recibimos en un año). La radiactividad sí que es un peligro para las fábricas que manufacturan dichas camisas, de modo que en algunos países se están sustituyendo por camisas con ytrio o zirconio, a pesar de ser más caras y menos eficientes.

La pasta de dientes Doramad©, fue creada por Welsbach (también con torio) "copiándose" de la pasta de dientes con radio (Radiogen©). La razón para tamaño desmán es que la empresa de Auer, viendo que el final de la guerra estaba cerca, y que tenía reservas de torio para los experimentos nazis con bombas atómicas, decidió que el futuro era la cosmética.

Otro día sigo, que es tarde.

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