11 de diciembre de 2008

Don Pimpón en Nottingham

Habrá quién se sienta ofendido o agraviado por todo lo que he puesto aquí. Me parece muy bien.
Esto es lo que he escrito, sin darle muchas vueltas, de forma general, y sin dedicarle mucha atención a si es o no moral, o si estoy siendo parcial en mi opinión, o si afecta o no a quienquiera. Sinceramente, me da igual. Aquí escribo lo que quiero. Si alguien no está de acuerdo, puede poner un comentario. Siempre los dejo escritos, pues no creo en la censura. Pero, amigos míos, este blog, por fortuna no es una democracia.



Terminamos de trabajar, y nos fuimos al aeropuerto de San Javier. El vuelo salió con una hora de retraso “por problemas técnicos”. Anda que no da mal rollo eso, sobre todo en las líneas baratas de ahora, en las que el avión es poco más o menos un autobús con alas. Llega, descarga, carga y se va. Te encuentras los asientos calenticos y la basura de los que han estado antes. Mi querida mujer me aseguró: “Estos son aviones de segunda mano, que compran las compañías estas barateras, y yo no sé que tipo problema tendrán que puedan arreglar en una hora”.
Yo, haciendo uso del poco poder apaciguador que tengo, le expliqué y quise pensar que se pueden arreglar muchos problemas en una hora, y que seguramente sería una tontería, pero si tenían que apagar el chisme volador, y volver a encenderlo, eso seguro que se llevaba casi toda la hora.

Se supone que va a ser rápido e indoloro. En un plis llegas a tu destino. Al final fueron tres horas de vuelo auténticamente desesperantes. En estos aviones, para reducir costes, ni hay pantallas informativas, ni los asientos se echan para atrás, ni nada de nada. Y Fé tampoco se llevó nada para leer. Yo sí, mi abnegada Personal Computer, con muchísimo texto; pero me daba palo estar tan entretenido mientras ella se aburría, así que compartí su aburrimiento, que vino a ser aburrimiento doble (y no la mitad, como yo supusiere).

Bueno, lo importante es que llegamos sanos y salvos al aeropuerto de East Midlands, que está en mitad de la nada, con varias ciudades relativamente cerca (Sheffield, Nottingham, Derby, Chersterfield, York…). Fuimos directamente a contratar un taxi que nos llevara al hotel de Nottingham. Habíamos hecho las reservas por internet, basando nuestra elección en que el hotel estaba en el centro, en que por las fotos parecía agradable, en que la suite costaba sólo un poco más y en que sólo había que pagar la primera noche con la reserva y el resto se pagaba al llegar.

Hotel Comfort. Nunca lo olvidaré.

Cochambroso. Moqueta (que es una constante en Inglaterra), higiénica a más no poder, vamos un suelo que jamás se ha fregado en sus (al menos) 30 años de historia. Con grietas en las paredes, el colchón estaba usadísimo. La habitación se encontraba justo al lado de la maquinaria del ascensor, cuyo freno estaba desengrasado y lanzaba un quejido agónico cada vez que alguien lo usaba, y que me mantuvo despierto las dos noches que nos alojamos allí. Yo me alegraba pensando (huraño, como soy), que si eso era la suite, habría que ver las otras habitaciones. Se reconocía que lo era, porque tenía plancha de pantalones, y la televisión era un poco más grande que las de las otras habitaciones, que vi de refilón.
Entre chirrido y chirrido del ascensor se oían gritos en castellano, procedentes de alguna habitación situada más abajo. ¿Reconfortantes? No demasiado.
En el cuarto de baño, cuya luz se encendía tirando de una cuerda (no es coña), estaba la salida de emergencia de la planta entera. Es decir, que si yo me niego a abrir la puerta de mi habitación en caso de incendio, allí morimos todos.
La bañera, por supuesto forrada de madera, y los azulejos rotos la mitad; pero feos, eso sí. Más feos que siete inglesas en un carro.
Ciento y pico euracos por noche pa esto.

El desayuno era lo mejor, inglés, de buffet libre. Beicon, salchichas, tortita de patata, champiñones, huevos revueltos y las famosas habichuelas cocidas con tomate dulce, además de zumo, leche, yogur y queso. Ahí va la foto. Obsérvese la diferencia entre el desayuno de mi fina esposa y el de su gañán marido. Pero es que había que amortizar.





Y luego nos fuimos a ver la ciudad. Muy bonita, civilizada (valga la redundancia), y llena de estúpidos ingleses. Y he buscado hasta elegir cuidadosamente el adjetivo.
“Los ingleses son muy educados”, dice la gente. Y en cierto modo es verdad, siempre están pidiendo perdón, lo cual se agradece en este mundo en que cada uno va a lo suyo… sólo que es pura hipocresía. ¿De qué vale que siempre estén con el “sorry” en la boca, cuando no va acompañado de un respeto intrínseco al ciudadano?. Bueno, realmente es el país de las dicotomías. A cambio de un “sorry”, se creen con derecho a invadir tu intimidad.

El inglés que se te sienta al lado en un transporte público, va comiendo patatas fritas de bolsa, y te dice “sorry” cuando se va a sentar. A continuación hoza(*) en sus patatas, desperdigándolas por ahí, y acaba con la cara llena, el asiento lleno, el que se ha sentado al lado está embadurnado de patatas, y la puta bolsa, que recogerá antes de salir del transporte público, para no manchar, te la deja durante todo el viaje encima de tu chaqueta (y si pudiera, la metería dentro del bolso de tu mujer).
Pero no pasa nada, porque ha dicho “sorry”.
Si un inglés se cruza por tu camino, te dirá que lo siente, pero si te cruzas tú en el suyo, tengas o no el lamento de turno listo para aclamarlo a los cuatro vientos, se enfrentará a ti con el más absoluto descaro, frunciendo las cejas, maldiciendo y/o haciendo aspavientos. ¡Sólo por cruzarte en su camino!.

Llegamos al castillo del Sheriff de Nottingham, quién se hizo famoso por hijo de puta, porque quería acabar con Robin Hood, que por lo visto era un pájaro de cuidado, aunque el cine y los cuentos nos lo hayan transformado. Y nos hicimos una foto junto a Robin.



El casco histórico y el resto de la ciudad son realmente bonitos. Los bosques se meten dentro de la urbe(**), con las brumas típicas del invierno, y susurra un frío helado, llenándote los ojos de lágrimas que brotan lujuriosas barruntando lo poco que vas a tardar en meterte en tu guarida anónima, que se llama pub, bar, cafetería… lo que sea mientras tengan cerveza y ceniceros.

Pero… NO SE PUEDE FUMAR EN NINGÚN BAR.

Ya me lo habían advertido y el reglamento estaba casi impuesto cuando fui a Londres hace unos años, pero pensaba que era una “ley de mentirijilla”, como son las leyes en España. ¡Ni hablar! Es cierto, y lo respetan. A las personas no las respetan mucho, pero a las multas y a las porras de los black-pitufos… eso es harina de otro costal.

Habrá quien me diga que ve muy bien la prohibición, pero yo estoy totalmente en contra de esta ley, y no es porque fume (de vez en cuando).

Es totalmente necesario acabar con el humo en los sitios públicos, eso es cierto y debemos luchar por ello. El humo y el olor son incómodos para la mayoría, y una agresión. Lo normal es que los inglesitos lo hubieran solucionado con un gran “SORRY”, escrito en todos los locales públicos, pero no. Lo llevaron al extremo, como el resto de sus costumbres (conducen por el extremo izquierdo, miden con medidas extremadamente absurdas, son extremadamente feos, marranos y cabrones, y hacen gala de buenos modales extremos).

En un bar debe poderse fumar. En un restaurante quizás no, aunque debería haber una zona CÓMODA para los fumadores, pero es comprensible que no la haya. Te aguantas, y te lo fumas en la calle, cuando termines de comer, o en tu casa. Pero ¿¿en un bar??, o lo que es peor ¿¿¿en tooooodoooos los bares??? ¡Y más en los bares ingleses! Están llenos de ceniceros milenarios, hay cuadros de pipas antiguas y publicidad de tabaco por todos lados. Joder! Si hasta deberían obligarte a fumar para estar dentro!!! Y por supuesto, tienen máquinas expendedoras de cigarrillos.(Nada menos que 6’50₤ por paquete, -en caso de ser Marlboro, de 16 cigarrillos, no de 20-. Unos 8€. Cosa que me parece genial. ¿Quieres fumar, que es un vicio feo y malo para tu salud? ¡Pues a pagar!)

Pero sobre todo, forma parte de lo que se va a hacer a un bar: beber y fumar. Como diría uno que yo me sé: “Es la idiosincrasia del bar”. Allá cada uno con su salud, y la de los que le rodean (que le rodean porque quieren, puesto que están en un bar, coño, no en un hospital, banco, o pescadería). Nadie te obliga a ir a un bar dónde se fuma, y nadie te prohibe que vayas a un bar, o montes uno en el que no se pueda fumar. “Es que yo quiero ir a un bar normal, de los de fumadores, que los de no fumadores son un rollo!, pero eso sí, que se jodan todos los fumadores, cuando yo entro, y que nadie fume”. Pues vete a la mierda.

Y como allí no tienen un servicio de recogida de basura serio y profesional (aunque logré ver a un tipejo con un chalequito reflectante que rezaba “Street Force” y unas pinzas, cogiendo papelitos del suelo), las montañas de colillas se acumulan en la entrada de todos los bares. Cada uno tiene su cenicero gigante a pie de puerta, pero se llenó hasta rebosar mientras lo instalaban.
Por cierto, que las aceras de las ciudades tienen una capa de goma de chicle de varios centímetros de espesor, ideal para no resbalarte con la lluvia, y para amortiguar las caídas, pero que dan bastante asquito (allí no conocen al tío vestido de cazafantasmas que cada día “deschicla” la ciudad con su “arma de vapor”).

Y, volviendo al ahora “cutre-bar”, no hay derecho a tener que dejarte tu pinta de cerveza calentica, recién meada por el barman, para ir a fumarte un cigarro apresurado en la puerta, congelarte de frío, y volver para ver la cara de odio e incomprensión de tu mujer, porque te la has dejado rodeada de hooligans mellados…, y encima tu birra se ha enfriado.
Es la incomodidad más absoluta. Se te quitan las ganas de ir a los bares, y para mí que eso es lo que mantiene mi alma en paz, supuso un trauma emocional con todas las de la ley, del que aún no estoy recuperado.

En algunos bares, cuya arquitectura fue agraciada en sus orígenes con un patio interior, lo han modificado, y han colgado un cartel de “Beer Garden”, como una caricatura de pésimo gusto de lo que es un “Biergarten” alemán. Se han inventado una especie de lámparas con temporizador, que calientan algo el cogote, si las tienes justo encima, pero que no valen para nada. No estás más cómodo allí fumando que dentro sin fumar.



Pero en el centro de Nottingham había un mercadillo de invierno alemán. Y eso hizo que la ciudad se llenara de color, y que un radiante sol de verano comenzase a brillar en nuestros corazones. Más de una vez nos refugiamos allí, a beber weißbier y comer salchichen; me quedé con ganas de una tacita de punsch (vino afrutado que sirven muy caliente, y que está asqueroso, pero reconforta). Incluso patinamos en la pista de hielo que había montada al lado. Bueno, Fé patinó con una agilidad asombrosa, (tengo vídeos). Yo... soy de secano, de Almería, y una superficie de hielo no me parece algo natural.






Ya seguiré con mi relato en otra entrega, en un lejano futuro. Faltan por analizar Sheffield con sus chiquillas a prueba de frío y de razón, y York, donde se inventaron el jamón cocido. Que también manda cojones. Lo que tiene mérito es salarlo, dejarlo secar, y luego decidir hincarle el diente. El cocerlo, y que esté así de bueno es mérito del cerdo, no del inglés, aunque son términos confundibles, es cierto.
Estuvimos en un par de sitios más, pero más o menos cortados con el mismo pan de molde.Y con todo esto me voy despidiendo, sumando un “bimbopunto de antirrespeto” al país más mediocre del Universo.


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(*) Para los de la LOGSE: Hozar es el verbo que describe el acto de comer del cerdo común, o marrano; el bicho cuya piel asadita estaba masticando cuando salió en la tele que podía proceder de Irlanda, y que casi seguro que estaba lleno de dioxinas podridas superfatídicas. ¡Lo que me faltaba!.
(**) Los de la LOGSE, no confundáis urbe con ubre, que me ha parecido oír unas risitas, allí, al fondo. Urbe significa ciudad (pueblo, agrupación de viviendas) en latín, y urbanidad viene de ahí. Urbanidad es como ciudadanía, sólo que estaría mejor empleado este primer término que el otro en el nombre de esa asignatura nueva que tenéis. Posiblemente, el que diseñó la asignatura tampoco conocía el término, así que no os sintáis mal.

9 comentarios:

Jota___ dijo...

De verdad... un bimbopunto pa el que se lea todo. :)

Patman dijo...

Uno pa' mí.

Me recuerda a mis viejos monólogos de viaje...

Brusete dijo...

Otro pa´ mi. Miralo por el lado bueno, criticando y cagándote en los antepasados de los locales seguro que pasaste un buen rato y no te aburriste.

Anónimo dijo...

Otro para mi! Me he leido hasta las anotaciones a pie de texto para las víctimas de la LOGSE (con perdón).
Espero con ansia pantagruélica las siguientes entregas de tu periplo por aquellas frías, húmedas y poco acogedoras tierras... pero a las que seguimos visitando (yo no, pero tengo ganas de ir, jejeje).
Si que es cierto que la moqueta da asquito... la puedo entender, haciendo un esfuerzo, en el salón, o en los dormitorios... pero incluso en la cocina y en los aseos??? por dios!!!
Como no fumador, y egocéntrico/egoísta consumado, me alegro de la prohibición de los bares, que se jodan todos, mientras yo esté feliz.
La verdad es que el hotel parecía cutre... pero aún asi, no te quejes, he dormido con un ojo abierto en sitios peores de carabanchel y en las afueras de México DF (con un sofá atrancando la puerta que no se cerraba).
Hay que disfrutar de la cutrez, y luego resarcirse por eso y por Gibraltar, haciendo daño en el buffet libre...
Sin ir más lejos, creo que parte de la culpa de la recesión que sufre la República Checa es culpa nuestra después de una semana de buffet libre en el hotel, jejeje.
Te animo/exijo (como buen español, son términos que se confunden) a que continúes con tu relato.

Jota___ dijo...

Bien, veo que todos lo habéis leido (los cuatro lectores que somos de este espacio azul).

Creo que tardaré un tiempo en dar otra paliza como esta, jejeje.

El bimbopunto era para el primero que contestase. Es lo que hay, ya dije que esto no es una democracia. De todas formas, los bimbopuntos os los podéis autoregalar (no es que vayan baratos, es que son gratis). Pero tened en cuenta que esto es como el dinero, cuanto más se fabrica, menos valor tiene.

Lo cierto y veraz es que me lo he pasado de puta madre. Y más cierto aún es que se me han quitado las ganas de volver. Sin duda, el mejor pais para mí (a parte de MI QUERIDA ESPAÑA, ESA ESPAÑA MIA, ESA ESPAÑA NUESTRAAA-AAA) es Alemania. Y estoy deseando volver. Lo haré en Nochevieja.
(en este momento me encuentro como Homer ante el pensamiento de un camión de Duff).

angeloso dijo...

yo tambien leo este panfleto, y despues de hacer mi tipico comentario con insultos dirigidos a la persona del Casas me ha dado error a la hora de publicarlo.... por tanto y para abreviar dire que dais ASCOPENA asi todo junto toma palabreja

saludos afectuosos

Martu dijo...

No me ha dado tiempo a leerlo todo, pero lo haré. ;). De momento propongo confeccionar tarjetas navideñas para los pacientes añadiéndoles acebo (o en su defecto, ligaduras verdes y rojas)a tu foto con Robin y a la de Fek encendiendo la estufilla para fumadores. :)
Marta

Jota___ dijo...

PANFLETOS. BONITO PALABRO.

Jota___ dijo...

Na! Este año no se lo han ganao! A ver si nos traen naranjas suficientes el año que viene para darles un premio.